Durango.- Después de un par de semanas de planeación de la exposición con Mariana, a manera de ritual, decido caminar un par de metros de la glorieta de la Cibeles hasta llegar a la cortina del local en el que fue el primer Gaga. Está lloviendo y hay fila para entrar al Contramar. Como no tengo nada que hacer ahí, me retiro.
Uno no es ninguno talló Claire Fontaine en la puerta de madera del baño del Laboratorio Arte Alameda. Junto con los demás artistas participantes en la exposición colectiva Otra de vaqueros -curada por Perros Negros y Toasting Agency en 2007 en ese museo, participando de ese rito universal en los baños públicos. Esta frase también aparece en la obra de este mismo colectivo conformado por Fluvia Carnevale y James Thornhill, que formó parte de la exposición inaugural de la galería Gaga en la Ciudad de México el 4 de enero de 2008 en la calle Durango.
Adriana Lara, artista que junto con Fernando Mesta y Agustina Ferreyra conformaron el colectivo de curaduría y gestión Perros Negros, crea el logo de la galería… esta espiral hipnótica que como una especie de trompo se encuentra en el piso sin moverse. La puerta o el espiral parecen entradas o umbrales a un universo particular, en el que Gaga nos permite transitar por medio del programa que consolida reuniendo a un grupo de artistas de distintas generaciones y latitudes cuya práctica artística comparte narrativas que en ese momento no eran recurrentes en el contexto mexicano. Este aparentemente heterogéneo grupo de artistas reacomodan símbolos, deconstruyen categorías totalizantes y exploran un mundo saturado de códigos, para evidenciar contradicciones en nuestra realidad social pero no desde la denuncia sino desde el juego o la ironía. Con infinita sensibilidad apelan a esa sensación de desasociación del modus operandi del mundo contemporáneo.
Amsterdam.- (Yo vivía en Guadalajara) Coincidía que estaba en Ciudad de México y decidí visitar a mi amiga Luisa en su trabajo. Me muestra una serie de piezas de Sam Pulitzer realizadas en serigrafía y fondos realizados con pintura electrostática. Gaga en aquel momento ya tenía una larga historia, pero esta ya no me tocó a mí vivirla. Estas piezas de Pulitzer me parecen impecables a nivel formal y es hasta que realizamos esta curaduría que me entero que Marce es la responsable de supervisar dicha producción. Ahora que revisamos la muestra “War Pickles” y nos muestran la escultura de acrílico que presenta un dibujo de Rick Owens en calidad de quimera, entiendo la forma en que Pulitzer trabaja con las imágenes, el internet y herramientas análogas como el dibujo y la escultura para crear cyborgs.
Jay Chung y Q Takeki Maeda actúan el video de la canción She’s Gone de Hall & Oates de los años setenta, rescatando una obra de video performance en una era pre-MTV. Como en el resto de obra, buscan apropiarse de las estructuras dominantes del arte para evidenciar lo que se excluye.
Pintar en México (y pintura a secas).- Mientras que allá afuera se discute la pertinencia de tal o cual medio para la creación artística, Kaplun, Aviña y Gurrola, pintan diligentemente en sus respectivas temporalidades, sin prestarle mucha atención al relajo argumentativo que se repite eternamente tanto en espacios de educación artística, como en los encuentros sociales en los que se discute el marco de lo que se considera el Zeitgeist de un momento dado. A pesar de pertenecer a generaciones distintas, la obra de estos artistas encuentra un punto común en acercarse a la pintura desde una sensibilidad que cabalga con anteojeras, sin dejarse distraer por el entorno, caminando hacia un rumbo propio. Gurrola toma a un Guston que se fue de México, pintando a la manera mexicana, antes de erigirse la “cortina de nopal” y lo regresa a nuestro país después de una ruptura de la misma, cuando este se encuentra pintando el limbo que existe entre la abstracción y la figuración: la caricatura. Si pensamos en la influencia de Posada sobre los muralistas mexicanos, este bucle cobra sentido, a pesar de la estigmatización de dicho medio. Gurrola samplea a ese Guston que abandonó el expresionismo abstracto y no se alinea al minimalismo, y de la misma forma que el artista canadiense, él no se alinea a la pintura neomexicanista. Por otro lado, Kaplun y Aviña estudian en la ENPEG “La Esmeralda” al final de una “época dorada” de neo conceptualismo tardío en México, en un momento en el cual la pintura se encuentra más bien marginalizada. A pesar de que después de la crisis inmobiliaria del 2008 de Estados Unidos, los mercados internacionales retoman este medio por su viabilidad comercial, en México el desinterés por la pintura en múltiples circuitos artísticos se extendió hasta finales de la década del 2010. Los artistas como Marco Aviña y Karla Kaplun que pasaron sus años formativos en esta época, obtuvieron herramientas para ser pintores que piensan más allá de los márgenes del bastidor, sin por esto descuidar el oficio que demanda la pintura de estudio. En este contexto, en el año 2012, la artista Adriana Lara realiza la muestra “La pintura (lasser) moderna” en la cual juega con las ideas de la moda como indumentaria e industria y la moda como las tendencias estilísticas dentro del mercado del arte. La pertinencia o protagonismo de dicho medio no está en tela de juicio dentro del programa de Gaga, pues este como muchos otros, es un medio más para la enunciación dentro de los cuerpos de obra de los diferentes artistas de la galería. En el caso de Peter Fischli la pintura del simio que termina en posesión de su tío en su infancia (con el anhelo de que este alcance en algún momento el éxito profesional), posee dos dimensiones, la del ejercicio plástico del artista como niño y la del readymade, reencontrado por el artista como adulto.
A su vez, Ricardo Nicolayevsky, Guillermo Santamarina y en un mismo sentido Juan José Gurrola, se salen de los cánones con energía que extraen y revuelven desde un lugar distinto al del artista que explica su obra desde las escuelas artísticas.
Vestir.- O no necesariamente vestir. Por ejemplo, recuerdo ver por vez primera los Nike Air Streak Spectrum Plus en colaboración con Supreme que el dúo ASMA utilizó como soporte para describir una estampa naturalista con el reconocible tono neo-romántico que distingue al dúo artístico. Los objetos cotidianos son recurrentes soportes en la obra de la dupla ecuatoriana-mexicana, pues las escenas que presentan nos recuerdan aquellas escenas de la pintura decimonónica en la que el artista melancólico, harto de las grandes ciudades, en plena revolución industrial, decide voltear la mirada a aquellas estructuras góticas consumidas por árboles, pastos y musgo. El deseado zapato colaborativo de Nike y Supreme es un producto cultural de nuestra era que es superado por una escena idílica en un estanque sobrevolado por una libélula. Bernadette Van-Huy por otro lado, aprende sobre moda consumiendo todas las revistas que puede y creando los espacios donde la gente pueda precisamente vestir: las fiestas. En el caso de BC, la moda no se vuelve un material de la obra artística, sino que la sesión de fotos es el objeto artístico, como se puede observar en la serie de fotos que el colectivo realiza utilizando las piezas de la colección Jumex como utilería para una serie de fotos que toma como referencia las pinturas de Mary Cassat para sus composiciones. La moda es una disciplina artística del día a día y precisamente por eso varios artistas de la galería realizan tanto ropa como joyería como una extensión de su oficio artístico.
La aparente vacuidad del mundo de la moda y del arte se vislumbra en las fotografías de moda de Bernadette Corporation, a través de composiciones de Mary Cassat y obras de la colección Jumex o las ideas del poeta Mallarmé. Éstas, a su vez, dialogan con la belleza en los objetos de Marc Camille Chaimowicz, remitiendo al diseño de interiorismo, considerado un arte menor al arte expuesto en galerías. La asociación de símbolos como dibujos se puede ver en la joyería de Ana Pellicer y las creaciones de joyería de Mended Veil -el alter ego de Danny McDonald, quien nos ofrece también estas escenas de la vida a través de muñecos y props del imaginario contemporáneo, al igual que Mathieu Malouf pintando imagenes de objetos o situaciones de la vida cotidiana.
Sacar la galería de la galería.- Emily Sundblad, como buena galerista/artista, decide salir de la galería con su exposición (pues imagino que puede ser más cansado estar dentro de una galería dirigiéndola que exponiendo en ella). De una manera que me recuerda a Eydie Gorme con Los Panchos, Emily canta un cover en español de la canción “Enjoy the Silence” de Depeche Mode en el piano, debido a que la artista menciona que le gustaría hacer objetos artísticos que el público no especializado pueda apreciar. Presenta pinturas en el inmueble de a lado, el restaurante Contramar y ameniza las calles del centro histórico de la ciudad de México en la calle de 5 de Mayo cantando sobre pistas de piano. Fernando Palma se filma caminando a las orillas de la ciudad de México con una cabeza de coyote de cartón. Podría decirse que las piezas de Palma intentan moverse para escapar de la galería, pero mueren en el intento. En el caso de Gurrola, el asunto es más de entrar y salir entre el teatro y la galería. En el de Nina Könnemann, de meter y sacar (de un bote de basura, una caseta de cargado de celulares) y de estar afuera de la galería y el estudio, filmando en las calles. También se debe salir para fumar, debido a que ya no se permite dentro de muchos edificios hoy en día.
Filmada en la Ciudad de México en 2007, Imperio es un remake de la famosa obra Empire de Warhol realizado en colaboración entre Reena Spaulings, Claire Fontaine y Bernadette Corporation, en donde observamos la Torre Latinoamericana inerte que a su vez nos permite ver en ella reflejada nuestras idealizaciones de lo que significa ser moderno o ser partícipes en conversaciones en un mundo globalizado. Pero sobre todo, es un llamado a las asociaciones de mundos que coinciden no en las reglas o diálogos imperantes sino en los de narrativas y experiencias estéticas compartidas fuera de éstas.
Sentarse en el piso.- Importante. En el pasto de alguna terraza, o en el pretil de la ventana. Con artistas de todo tipo, principalmente para platicar, si es en la calle, de nuevo, porque no se puede fumar adentro.
Fernando nos comenta lo que significa representar al artista suizo Peter Fischli en su galería. Fischli es un artista que surcó el mundo del arte dentro del colectivo que creó con su amigo David Weiss y que a partir de la muerte de éste, regresa a trabajar en solitario a sus 60 años. En este sentido es muy simbólico que Gaga tenga en su inventario el dibujo de un chango que pinta de niño y que regala a su tío, quien lo guarda como presagio a su futura carrera como artista.
También formada en las escuelas artísticas de Suiza, Vivian Suter replantea su práctica a partir de las condiciones atmosféricas y temporales del lugar donde decide vivir a partir de 1982: Panajachel, Guatemala. Su entorno se vuelve no objeto de inspiración y representación sino de coautoría.
Gesamtkunstwerk (no sé alemán).- Vivir en la rigidez de las categorías puede hacer que uno se aburra mucho. Es interesante cuando la obra artística existe en las fiestas, dentro de una memoria USB, en una servilleta en la sobremesa, en una habitación de gran tamaño o en los bolsillos. Cosima von Bonin aboga por exposiciones colaborativas en las que sus peluches escultóricos parecen invitar al espectador a sentarse con ellas a platicar. Lo que podría ser una pieza bidimensional montada en pared, se vuelve objeto escultórico que corta el espacio. En la obra de Marc Camille Chaimowicz también podemos detectar unon ejercicio creativo que va desde realizar dibujos, diseñar muebles, diseñar lámparas y crear objetos en general, hasta la creación de espacios. Chaimowicz reivindica a través de su trabajo el ejercicio sensible cotidiano de crear un espacio. Ana Pellicer por otro lado presenta en el espacio como objeto escultórico los mismos pendientes que podrían colgar de las orejas de la o el espectador. La escultura no reemplaza al objeto de joyería, ni viceversa, sino que Pellicer nos permite portar y habitar con los objetos, ambas dimensiones al mismo tiempo. Los cuerpos de obra que nos permiten experiencias estéticas tangenciales pero al mismo tiempo integrales, me parecen en la contemporaneidad las que mayor cercanía poseen con la idea de “obra de arte total”.
La performatividad como acto de creación integral es algo inherente en muchos de estos artistas. Emily Sundblad canta increíble, es artista pero también tiene un proyecto de galería en colectivo. Alex Hubbard cuestiona el acto mismo de pintar, de realizar composiciones, pero también de cómo se usan sus obras.
Las palabras.- La primera frase que identifico en el video de Karl Holmqvist que Fernando nos muestra en una laptop a Mariana y a mí en una tarde calurosa en Guadalajara es la letra de la canción “Cocaine In My Brain” del artista jamaiquino Dillinger. Me comentan que era una experiencia alucinante la forma en la que las palabras del artista sueco resonaba en las paredes del Laboratorio Arte Alameda en 2007, a pesar de esto, el solazo de la calle, las labores del taller mecánico que se encuentra frente a la galería y demás sonidos propios del mediodía, se vuelven una extensión de los poemas de Holmqvist, que se construyen como un collage que integra el sonido de las palabras escritas por el artista, fragmentos escritos por otros autores y la visualización de las palabras recitadas. Las palabras son comunes en las galerías, pero en Gaga estas no actúan solamente como complementos de los objetos artísticos, sino que son elemento protagónico de las exposiciones. El artista mexicano Guillermo Santamarina, por ejemplo, además de producir arte desde los objetos, plantea sus títulos desde una sensibilidad poética que puede surgir en el vivir cotidiano de la mesa de un restaurante. En la muestra colectiva del año 2014 “Todos los originales serán destruidos” esto se hace evidente en el hecho de que la muestra conjunta obras realizadas por escritores, entre ellos Luis Felipe Fabre. En la Ciudad de México, entre conversaciones, me comenta el escritor que en el campo del arte contemporáneo es donde irónicamente se topa con más censores de su pluma, pero que a pesar de esto, Gaga es el espacio en donde su obra literaria ha dialogado con el arte contemporáneo de manera más libre. Por esta razón nos pareció pertinente integrar un texto del escritor capitalino como una obra más dentro de la exposición.
Ir a Guadalajara.- Después de un año fuera de la capital jalisciense, me entero de que un grupo de artistas a quienes estimo, asisten con recurrencia a la nueva sede de la galería Gaga en la ciudad. Este grupo reúne artistas plásticos, escritores, músicos, productores audiovisuales y diseñadores de moda. A partir de la apertura de dicho espacio en la ciudad de Guadalajara, este grupo, a los ojos de la ciudad “desordenado”, pareció obtener un nuevo norte. Al realizar esta curaduría, nos encontramos con cuerpos de obra en los que se integran la pintura, la literatura, el ready made, la fotografía, la indumentaria, el teatro, el performance, el video y cualquier otro lenguaje que permite reacomodar elementos preexistentes para expresar la subjetividad humana. La elección de una carrera artística ofrece muchos más momentos de desconcierto, añoranza y desorientación que de certeza, conformidad y dirección concreta. Esta turbulencia emocional, propia de las actividades de “lo sensible”, viene por fortuna de la mano con amistades particulares, que no solo hacen llevadera la vida de quién decide tomar este camino, sino que también alimentan esa parte de nosotros que no se puede señalar en el cuerpo. Estas amistades abarcan desde personas que conocemos personalmente, hasta aquellos sujetos cuyo trabajo nos emociona y nos forma desde las exposiciones que visitamos cargando una mochila, o buscando artículos y escritos toda la noche en internet.
He sido afortunada de tener una amistad particular con Fernando: las conversaciones en las que compartimos nuestros intereses, lo que nos gustaba pero también lo que nos chocaba del mundo del arte… me asombraba ver como delineaba el programa de su galería: me veía confrontada por los artistas que exhibía, que me atraían pero también me forzaban a salir de ideas preconcebidas. Me fui de Guadalajara a la Ciudad de México en donde encontré a Fernando que venía de Chihuahua. Ahora revisamos diecisiete años de su galería para hacer una lectura de su historia en Guadalajara, el cual se convierte en una geografía que curiosamente permite ver con mayor libertad este conjunto de artistas que congregamos en la exposición. Estos lares han sido siempre una tierra fértil para la creación artística aún cuando es una ciudad conservadora pero con un sentimiento de identidad y arraigo muy fuerte. Estas tensiones son talvez las que nos permiten trazar propios caminos, experimentar y explotar por ese constreñimiento… y ésto siento que es algo que los artistas particulares que son presentados en Gaga hacen constantemente: buscarse fuera o a pesar de las estructuras, cantar o declamar ese sentido de no pertenencia para encontrarnos nuevamente en una colectividad particular. Gracias a Luis, Luis Felipe y a Fernando por compartir su visión en esta revisión.
Mariana Munguía and Luis Fernando Muñoz
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For her first solo exhibition at Gaga, Guadalajara, Heji Shin has produced a new series of “abstract” photographs. At a first glance, her new images are devoid of any recognizable content, composed of bright splatters, swarms of yellow specks and shooting, luminous streaks, suggesting high tech warfare at night or remote, sci-fi star systems. In fact, these are images of fireflies, photographed in Tlaxcala, Mexico during their spring-summer mating season. Shooting outdoors in dusky fields, Shin’s subject here is bioluminescence, or the sexual life of insects. Her swarming, painterly, all-over compositions capture the coded body language of bugs calling for mates. These are spaces made of signals.
In Pier Paolo Pasolini’s 1975 text “Disappearance of the Fireflies,” the extinction of firefly populations in Italy serves as a metaphor for unanalyzed shifts in political power since WWII, marking the emergence of a new, technocratic post-fascist fascism after 1968. He meant that the disappearance of fireflies due to light pollution and pesticides was an effect of a planetary, consumer-capitalist death drive which otherwise remained unconscious, and unwritten in the press. Bioluminescence, then, as a silent political analysis of these weird new times. The extinguished light of the fireflies signals an end of the world we still don’t see coming. Insect language saying the humanly unthinkable.
The mating rituals of fireflies are like a glow-in-the-dark music, a coded exchange between males and females at day’s end. Their luminous conversation lasts for a brief ten minutes following sunset, a prelude to darkness. The average lifespan of a firefly, meanwhile, is two months. It’s an intense, delicate and short-lived transmission, and the photographer slips into this non-human tempo to capture abstract images before night falls and the signaling stops.
Fireflies emit a cool light that generates no heat, only rhythmic patterns. Reproduction is the message, and copulation extends the code: the ecstasy of communication. Pasolini said he’d exchange the entire energy grid for a single firefly. But a single firefly would only be flashing in a void, receiving no reply. Swarm intelligence is a global behavior that remains unknown to the individual agents who cause it to emerge. In our night skies, meanwhile, Elon Musk’s expanding Star Link satellite system steals the light of the stars with rocket-powered light pollution, out-shining them and forever disorienting life on Earth. We have a new guidance system now, our mirror in the sky. We flash and it flashes back. Heji Shin’s new images show a complex, living system made of bodies and light, communicating and copulating on the cusp of extinction.
John Kelsey NY NY
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Ethan Assouline
Lire dans la fin du monde (Reading into the end of the world), 2024
Lire dans la fin du monde (Reading into the end of the world), 2024
People, alone or in a small group, reading while the world collapses. Still wondering if words or language can save the planet. Cozily absorbed in their activity, claiming time off, trying to make sense of the world or just letting go.
Sex With The City, 2024
A thick coffee table book becomes the place for a collage pertaining to an obsessive relationship to the city, and to the idea of being screwed by its organization of time, money, social relationships. The message here though is playful détournement or repurposing to suggest the possible advent of alternative relationships.
Nina Könnemann
What’s New, 2015
A video, projected on a free-standing screen, films men disappear behind advertisement billboards. If it weren’t for quick ‘reality’ checks – abrupt cuts where we are brought to the actual events or places advertised for – one wouldn’t even bother considering their poor (commercial, cultural, political) content. What is happening around and behind the billboards, the way the bodies ignore and bypass them, appropriating a sort of gap in « public space » to make it into an open air urinal – and the way the dispositive is doubled here, in its exhibition – is way more triggering.
Stroom, 2012
Video for designated smoking room
Stroom was presented as part of the artist’s 2012 solo show at Gaga which dealt among other issues with the pitiful residues of public – in between – spaces that smokers have been left to roam in since cigarettes got banned from sidewalks in corporate centers of many parts of the world.
Stroom has the duration it takes for a cigarette to consume. It was presented in a room designed as a special smoking area within the gallery space and functioned as an artificial window, an otherwise missing place upon which to rest one’s gaze.
Drone like shots of wind turbines and racing smoke twirls alternate. Something with the rhythm and the edit are threatening in an uncanny way. The computer animated « stream » feels as slippery and intense as some of the newest AI generated imagery. And the smoke rocket loops themselves call to mind all sorts of present day megalomanic starship endeavors.
Matthew Langan Peck
PV trunk 2024
Fence 3, 2024
Press Pause 1, 2024
Player 2, 2024
Trunks and boxes, at once loud and mute, full and hollow, occupy the grounds. Gently off in their straight forwardness, the visions and landscapes which adorn them – beach goers, injunctions to disappear, or more literally a sheer fence over an open sky – resemble what one gets when circulating the seemingly open-ended flux of social media, and the spaces/ worlds/fantasies/projections it at once feeds upon and regurgitates in a kaleidoscopic way. Transferred and transfixed with paint, and while depicting the opposite, the narratives start to embody and inscribe ideas of containment. Turning around the works to try and piece these dissonant layers together just makes them more uncanny: the trunks won’t open and the boxes’ edges seem to float apart as the wooden panels they’re composed of don’t meet. Paired with unresolved fantasies – or life equations – these infra slim spaces and openings, like faults, are where the sculptures primary tensions reside. In the sound piece, recorded in Spanish, a narrator emerges who speculates on other exit ramps.
Genoveva Filipovic
El Súper Elástico, 2024
6 drawings Untitled, 2024
First, there was a drawing (pen and acrylic red and blue paint on paper) of a race car melting, morphing into the landscape that it drives through. Then the desire to try and translate this fluid, two-dimensional vision into a volume and see what that operation of materialization and further morphing into a soft sculpture does.
Three solid variations have come forth and are finding their feet in the three dimensional space of the gallery.
Chung and Maeda
12 phorographs Untitled, 2014
In their 2015 show at Gaga in Mexico, Chung and Maeda presented a series of photographs shot in their 2009 exhibition Dead Corner [When Buffeted], at Isabella Bortolozzi in Berlin. For that show, they had left the gallery’s 19th-century space empty, save for cumbersome triangular cupboards placed in each corner of the oddly shaped rooms. These traditional gemütlich pieces of furniture appeared to fit so seamlessly in the darkly wood-paneled period interior that they were almost absorbed by the space, allowing the gallery to exhibit itself. Excerpt from « Rules, strategies and conventions; role-play, photographs and cupboards », Kirsty Bell, in Frieze, Nov 2010
The series photographs presented here are not installation views, however. And through the act of photographing them, the a-historical cupboards, initially denuded of any obvious purpose, come forth as more than props – the various angles, close-ups sometimes anthropomorphizing them, sometimes calling to mind Louise Lawler takes on the secret life of artifacts. Empty filler stuff.
Antek Walczak
Bright Ideas Lightbox (Advil), 2008
Hurricane Bree, 2013
Hurricane Duane, 2013
Excerpt from the exhibition press release for the show War Pickles, Paris, 2014:
Let us begin by testing the waters of the psychic imbalance between the market and the economy, terms implanted in the mind oppositionally, yet functioning according to the most subtle laws of sneaky dialectics. The market is an actual place, a site of dirty work, where we roll up our sleeves and do human business, like our daily rhythmic trips to the commode, but in public with social graces. We are constantly on guard about how to appear or admit our attendance at the market because it is the unforgiving materialistic demon of the everyday. It’s not only up in your face but contorting it lastingly – wrinkles, creases, frowns, the rigid smiles greeting customers in pharmacies and bakeries. Money is the pure symbol covering up all that toil. Ah but the economy is ethereal, encompassing system-wide whims too intricate for mortals to fathom. It’s enough to say that the economy either smiles or frowns upon the earth with its scales of cosmic balance.
As a faith it spreads its word and promises–enabled by a hunchbacked servant named market–with an ideology strong enough to conquer and govern, extending in every domain. Among others, there are aesthetic economies, sexual ones, economies of physical motion, and even those for madness. Thus, we might say that economy is the most perverse folly of metaphysics, an exterminating angel born from the ashes of a resentful dead god.
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What if the cosmic plan didn’t exist?
What a mockery to live in exile that no one has imposed on you.
And exiled from a place that doesn’t exist.
What if the plan did exist but forever eluded you?
When religion fails, art remains.
You invent the plan, a metaphor for the unknowable.
A human conspiracy can also fill the void.
Umberto Eco
Gaga is pleased to present the first solo show of the artist Gill Hersom at the gallery. Titled Letual, the works denote his connection to fashion, where each piece is constructed as a three-dimensional object, offering multiple perspectives and angles of approach. The exhibition explores the conception of the star from various perspectives. Letual, is an adaptation to Spanish of the French word ‘étoile’ (star) and is inspired by the duality that stars represent: hope and the inevitable condition that all the stars we see are destined to extinguish.
We are living through a paradigm shift in our spirituality. After decades of a growing movement towards atheism, we now find ourselves in search of spirituality. As helpless victims of some universal error, we recognize that more traditional religions, such as Christianity, have disappointed us. We then seek refuge in more contemporary trends, in what is today considered a (misunderstood) New Age spirituality. At the same time, we are also rediscovering what was once considered profane – horoscopes, tarot cards, crystals, and metaphysics. It’s not that these practices didn’t exist before, but in past generations, they were immersed in a spirituality more bound by religious rules and less focused on personal development, both for oneself and for others. Today, however, we experience a spirituality that, while connecting with a community, is centered on the individual. We believe that with new technologies, we can move towards the best version of ourselves. This exhibition finds its inspiration in the stars, in the hope that, through their reading, we can understand our spiritual quest.
In this context, we find ourselves in front of a mythical character, a kind of spiritual guide who interprets the stars and reveals profound truths to us. The pieces arranged in this exhibition, in the form of an anthropological museum from a future post-apocalyptic era, revolve around this being who comes to teach us. We discover this spiritual guide wearing a turban made of French terry, a direct influence from streetwear. A plush toy that transforms into a staff, an object that has ancestrally represented the connection between the divine and the earth and often plays the role of a spiritual and protective guide on the journey. The necklaces here act as amulets to attract good luck, while animal teeth, deliberately modified for ornamental purposes, seek to transcend time. In this way, Hersom’s pieces become part of a museum that documents the presence of this being.
On the other hand, throughout the exhibition, we are constantly confronted with the figure of the star in the tarot, a symbol of those who are open to the enlightenment of the spirit. A symbol that inspires others and, therefore, serves a higher cause. In the book “The Way of Tarot,” Jodorowsky argues that reading the cards constitutes a bridge between two extremes, intuition and reason. It is intuition but structured to the maximum.
Starting from this premise, the various pieces that conform Letual can be seen as instruments that guide us towards the truth, amulets that are related to knowledge linked to emotions, perceptions, and hunches. In his text “Profanations,” Agamben argues that “sacrilegious” was any act that violated or infringed upon a special unavailability, reserved exclusively for celestial gods (in which case they were called “sacred”) or infernal (simply “religious”). Profaning, on the other hand, meant returning things to the free use of humans. Gill profanes and thus provides us with tools for everyone’s use. Combining music, textiles, and his own beliefs, the artist seeks to help us cope with a reality filled with overwhelming complexities of the present. In this way, the titles of each work provide a musical narrative that shapes this universe that encompasses reality, the present, and the future.
With an informal style, characterized by its rough and smooth edges simultaneously, Gill moves in the shadows and emerges at night, finding in the stars a constant reminder of our inevitable mortality.
Luisa Hernández
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To study the buddha way is to study the self. To study the self is to forget the self. To forget the self is to be actualized by myriad things. When actualized by myriad things, your body and mind as well as the bodies and minds of others drop away.
-Dōgen, “Genjōkōan”
I start my Yoginis by gathering scraps and piling them on small stools. Eventually, I lay them out on the floor, designating the key bodily nodes. Like embryonic stem cells, elements differentiate into the limbs, joints, and organs of the growing figure.
The scraps are pieces of wooden toys, furniture, and German-style, figurative nutcrackers made in China. At once handpainted, ancestral totems and symbols of excess consumption, dolls and creepy old men, nutcrackers like these are ubiquitous in the U.S. I have dismembered my family’s collection and others sourced from craigslist.
Using wooden dowels to connect the fragments, I construct seated figures based on poses from Asian sacred art. The Yoginis in my 2022 show Eminem Buddhism were based on images of ferocious Hindu goddesses: icons of Chamunda, the yoginis, and Shaivite saint Karaikkal Ammaiyar. In the yogini temples of medieval India, dozens of icons with aged and youthful bodies represent the multifaceted nature of Shakti, the great goddess who personifies energy in all its forms.
Inspired by the cumulative effect of this proliferation, I continued producing Yoginis.
Around no. 20, I started meditating at a Zen center, driven by a mix of curiosity and need. This new experience is reflected in the orthoprax meditation poses of several of the new figures. Yogini no. 26 sits in full lotus with the plaid kilt of a giant nutcracker for its zafu, or meditation cushion. Its hands form the cosmic mudra. Pinocchio heads punctuate the spine like chakras. Yogini no. 25 sits in the Burmese position, its zafu a nutcracker’s jeweled and feathered bearskin cap. These ceremonial hats were widely adopted by European armies in the eighteenth century, apparently because they made the soldiers seem bigger. Bright red legs and pelvis impart a solidity to the lower body: a strong foundation for meditation. The upper body is dematerialized–only the breasts hover as if on stilts. Yogini no. 27 sits in half lotus on another bearskin zafu. A Frankenstein head with a soldier’s cap tops the spine.
The military elements contradict the orthoprax purity of these poses. Like me, these figures are demon devotees: blood-soaked, monstrous converts. Even no. 26, perched primly on its tartan zafu, is delicately constructed to the point of overwrought brittleness, the impassive face undermined by a mendacious core of long-nosed, grinning Pinocchio heads.
Several other new Yoginis sit in royal ease, a pose associated with the bodhisattva Avalokiteshvara in their Chinese manifestation as Guanyin. In Yogini no. 30, one leg hangs freely, while the other leg is bent, an elbow resting upon the knee. The other arm is planted on the seat, supporting a relaxed torso. The breasts are bunches of wooden grapes; an Uncle Sam top hat locates the head. Originally male, Guanyin can assume any form to guide a given individual to enlightenment; in some manifestations they thus appear as a woman or indeed as a female prostitute. While feminized depictions of Guanyin are usually without breasts, the grapes in no. 30 resonate viscerally with the anatomical structures of the female breast: the milk-producing lobules familiar to anyone who has performed a self-examination.
The stool in no. 30 is a taller version of a cow stool–complete with udders–that I used for Yogini no. 12. On one level a nod to the vehicles, often animals, common in Indian icons, when combined with the Uncle Sam hat it produces a string of jarring associations–American (Texan?), white, bellicose, patriarchal. Royal ease registers as relaxed dominance.
Yogini no. 23 lounges in royal ease on a tall orange stool. Its body is made from pieces of a brass-painted headboard. The breasts rise directly from the pelvis to occupy a blank space below the curve of the shoulders. Buddhist women in late imperial China used artforms including dance, adornment, and hair embroidery to connect with the feminized bodhisattva of compassion. Drawing the deity was a form of devotion in itself and a way of making merit. Discussing a drawing by Fang Weiyi, a Qing Dynasty artist and devout widow, Yuhang Li explains that while the “delineation of the figure represents Guanyin’s meditative body… the interior void of the figure signifies the state of mind.”
In its clunky-elegant way, no. 23 also tries to delineate the void of the meditator’s mind using Guanyin’s emptied form. I suppose I too am trying to make merit, since I certainly can’t empty my own mind. There is a seventeenth century Japanese monk named Enku who is renowned for having made 120,000 Buddhas. It is said that to accomplish this feat of merit he made ten Buddhas per day! He also walked all over Japan. For a while I convinced myself that he would therefore have had no time to meditate, using this presumption to excuse my lack of resolve. After a few months I found I really needed to sit. Humbled, I have returned to practice.
Looking at the Yoginis as a group, there is a continuum between the fragmentary or simplified and the complete or elaborate. Nowhere is this more obvious than in Yogini no. 17 and no. 18. First I made no. 17, the more complete one. Having an identical chair, in no. 18 I recreated an earlier, simpler stage. Some of Enku’s buddhas, the koppa-butsu or “chip buddhas” are “practically sticks with a smile.” On the other hand, the tenth-century Seiryōji Buddha, brought from China to Japan, has a cavity containing a full set of inner organs made of silk. To me, both approaches are compelling: the minimalist approach, where “body and mind drop away,” and the completist approach, which honors the complexity of embodied experience.
Composed of recognizably disparate elements, these figures are in a literal sense “actualized by myriad things.” Pieces like the wooden grapes simultaneously read as body parts and maintain their identities as fragments, embodying the non-duality of the mundane and transmundane. If the nutcrackers I use are devalued kitsch, they are also loci of myriad relationships between beings: made of the body parts of trees, they are hand-painted by factory workers. Destined for late capitalist festive life, they quickly become charged ancestral heirlooms. I like to imagine that by dismembering them, I free them from some of this karma. Refashioned into spacious, divine bodies, the resulting personal icons are indices of my dialog with the dharma.
Footnotes
Installation
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Works
Alejandro Garcia Contreras, born in Tapachula, Chiapas in 1982, lives and works in Guadalajara, Jalisco.
His work is characterized by experimentation and dialogue among different materials and technical resources such as painting, sculpture, ceramics, photography, and video. Growing up in Chiapas, Garcia Contreras explores ideas and themes inspired by contemporary popular culture, folklore, mythology, occultism, and religion through his practice. Alejandro’s work delves into the unconscious, eroticism, and desire, projecting codes and symbols that inhabit it.
Garcia Contreras studied Visual Arts at the National School of Painting, Sculpture, and Engraving ENPEG / La Esmeralda. In 2016, he was invited to the Casa Wabi residency program, and the same year, he initiated the art residency program “Dedazo” in Carrillo Puerto, Chiapas. Over the past few years, his work has received global recognition and has been exhibited in various Japanese, European, Mexican, and U.S.-based galleries, including Friedman Benda and David Castillo Gallery. In Mexico, he has showcased his work in venues such as the Museum of Modern Art, the Ex Colegio de San Ildefonso, the Ex / Teresa Museum, the National Center for the Arts, the Chopo University Museum, the Museum of Contemporary Art in Monterrey, among others. Additionally, he has exhibited his work in galleries such as Proyectos Monclova, Guadalajara 90210, Gamma Galeria, and NASAL. His art has been featured in exhibitions in the U.S., Sweden, Spain, Argentina, Holland, Canada, England, Germany, Switzerland, Denmark, Ireland, Italy, Japan, Colombia, Paraguay, and Peru.
Espejo de las causas de todo
Invited to the project rooms of our new location, Alejandro Garcia Contreras presents a series of new mirrors and tableaux vivants from various mythologies. These pieces continue the artist’s symbolist research and, hopefully, will serve as good luck charms for our new space.
Installation
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Works
A greedy record producer sells the soul of his submissive music composer to the devil. In exchange, he receives occult ovens that can bake baby birds into singing and dancing wooden dolls. Half-girl, half machines, the gifted humanoids are dressed stylishly by a nurturing choreographer with a unique creative vision. Mass-produced, hardworking and seemingly interchangeable, each puppet secretly has its own impassioned heart that dreams of soaring. They are built for the stage but destiny has got only one spotlight.
Through painting, drawing and comics, Julien Ceccaldi (b. 1987, Montréal, Canada) portrays characters in search of love and success. Inspired by the archetypes of the Shoujo manga tradition, his stories focus on personal and sentimental relationships involving androgynous figures. Tracing along the line between cute and morbid, his work depicts the constraints of fashion and public image.
Ceccaldi lives and works in New York. He has participated in several exhibitions in institutions and galleries including the Kölnischer Kunstverein, Cologne; the Consortium, Dijon; Mamco, Geneva; Gaga, Los Angeles and Mexico City; Jenny’s, New York; and Lomex, New York. He has been featured in various publications including Artforum, Frieze and Mould Map, and is the author of several self-published comic books.