Gaga se complace en presentar la primera exposición de Laura Owens en México.

Esta muestra continúa la exploración que Laura viene realizando sobre las posibilidades de la pintura y específicamente la historiada relación del objeto discreto y su relación a lo temporal y la idea de producción de exposiciones. Se suma, en esta ocasión, la problematización del espacio expositivo y el espacio íntimo dadas la particularidades de la galería que se aloja en lo que fuera el garage y la biblioteca de la casa que habitan Fernando y José, los fundadores de la Gaga. Una puerta al centro apenas separa el ámbito doméstico del expositivo, un tipo de límite difuminado entre lo público y lo privado. Esta idea surgió a partir de una visita que la artista realizó al espacio el año pasado y una investigación consecuente sobre motivos, patrones y papeles tapices de diferentes épocas.

La primera parte consiste en un híbrido de mural, pintura y papel tapiz que ocupa la totalidad de la sala principal y se pretende relaje estos marcos lingüísticos de sus jerarquías sociales culturalmente asignadas. El mural fue producido en el estudio de la artista en Los Angeles auxiliada por un par de docenas de colaboradores. El repertorio iconográfico se sostiene a partir de varios motivos y loops que son ya familiares en el trabajo de Owens a la vez que incorpora elementos propios del espacio de la galería.

Cincuenta y ocho tiras únicas de papel de 28 pulgagadas (cientos de metros de masquin tape fueron usadas, el suministro de pintura Flashe de todo Los Angeles se agotó, más de doscientas mayas serigráficas se utilizaron y un centenar de colores cuidadosamente inventariados) cubren de techo a piso la totalidad de GAGA y cada particularidad del espacio esta tomada en cuenta: tuberías, traves, puertas y algunos efectos que los sismos y el tiempo han dejado en la arquitectura del lugar, desnivel de pisos, inclinación de paredes, etc.

Al entrar a la sala el espectador se encuentra con los cubos de vitro block del techo replicados en la parte baja de la pared, a mano izquierda, y en la parte alta un patrón cuya repetición se esconde y se degrada para transformarse en la siguiente sección . Más adelante un complejo enrejado enmarca un conjunto de imágenes casi como ventanas hacia otro repertorio. Este enrejado se diluye en un patron de verticales que a su vez se desvanecen sólo para reaparecer de nuevo en otra escala cromática. Gradualmente las franjas ceden paso a motivos vegetales, plantas originarias de Mexico: maíz, montera deliciosa, aves del paraíso, que terminan sobre un gris neutro. Y del gris pasamos a un abanico de impresiones xilográficas, motivos geométricos que se entremezclan entre sí y rematan sobre una lluvia de limones con la continuidad o falta de la misma, propia del devenir, el delirio o el sueño. Luego, casi como descanso, un par de metros de pintura sólida y neutra. Ocho encantadores roedores se esconden en diferentes lugares entre los motivos del mural, los dibujos y las pinturas.

La segunda parte, en el area habitacional a la que normalmente no tiene acceso el público, siete cojines bordados con diseños originales de Laura se apilan sobre los sillones y un conjunto de dibujos y pinturas se camufaljean con el resto de la casa trastocando los limites de lo íntimo y lo privado, entre la continuidad y la interrupción, no hay cortes directos solamente fade out y fade in.

Fernando, Pepe y Laura quieren agradecer de todo corazón a Alex Tuttle y David Berezin por su ayuda invaluable para sacar esta exposición adelante.